"Se distrae mucho en clase", "no atiende
cuando se le habla", "es muy despistado". Muchas de estas frases
son pronunciadas de manera habitual por nosotros, los docentes, al describir el
comportamiento de algunos alumnos en clase. Pero se resumen en un único
concepto: falta de atención. Esta capacidad, básica para desarrollar la mayoría
de las tareas escolares, se puede reforzar y ejercitar por medio de juegos y
actividades atractivas para los niños.
Las investigaciones revelan que el déficit o la falta de atención
puede frenar el aprendizaje.
Muchos de estos niños padecen lo que se denomina déficit de
atención con hiperactividad, más conocido como TDAH, un trastorno que afecta a
entre un 3% y un 6% de los niños en edad escolar de nuestro país, casi un niño
por aula. Una vez diagnosticados, estos menores deben ser tratados por un
profesional. Los padres y docentes deben intervenir en los aspectos que les
recomienden los expertos.
Sin embargo, otros motivos favorecen la falta de atención de
los más pequeños de manera puntual o generalizada. Son aspectos que afectan a
su proceso de aprendizaje y a su actividad en el aula. No aprenden bien los
conceptos, tienen lagunas porque no han prestado atención y, cuando estudian,
se sienten confusos.
En estos casos, los adultos pueden intervenir y potenciar la
capacidad de atención mediante ejercicios sencillos y juegos que enseñen a los
niños a retener la información importante e ignorar las distracciones. Estas
actividades permiten entrenar tanto la atención visual como la auditiva, ambas
muy necesarias para adquirir destreza en el estudio y para ejercitar la
memoria.
Al trabajar la capacidad de atención, hay que mostrar la
actividad siempre como un juego para que los niños estén motivados. Así se
recomienda desde el Departamento de Orientación del Colegio San Gabriel, de
Alcalá de Henares (Madrid), que aconseja practicar dos o tres veces por semana,
durante un máximo de 15 minutos al día. Estos especialistas, que cuentan con un
amplio listado de actividades para cada etapa educativa, recalcan que no hay
que facilitar la tarea, sino ayudar sólo cuando sea necesario y no marcar los
errores. El mismo niño debe ser quien los descubra.
Ejercicios y actividades
En
casa se pueden realizar muchas actividades sencillas, aconsejadas por los
orientadores y que ayudan a los padres a potenciar la capacidad de atención de
sus hijos:
- Enumerar tres, cuatro o cinco cosas (según la edad) que pueda encontrar en casa y pedirle que las traiga para comprobar que ha atendido al listado.
- Decirle una palabra o un número. A continuación, recitar un listado de palabras o números, entre los que se encuentre el anterior, y pedirle que haga una señal cuando lo escuche.
- Colocar diferentes elementos en una mesa, en un orden determinado. Variar luego el orden para que vuelva a colocarlos en el modo inicial.
- Guardar varios objetos en una caja, cerrarla y pedirle que repita el nombre de todos los objetos que están en su interior.
- Disfrazarse con varios adornos y quitarse algunos para que descubra cuáles han desaparecido.
Qué puede hacer el profesor. Captar la atención de los alumnos en clase es uno de los
primeros retos a los que se enfrentan los docentes en el aula. El psicopedago
Juan Vaello Orts, autor, entre otras obras, del libro 'Cómo dar clase a los que
no quieren', considera que en el ámbito escolar se distinguen dos tipos de
atención: la del alumnado, que debe ser concentrada en torno a la tarea o al
profesor, y la del docente, que debe distribuirse entre todos los estudiantes
por igual. Vaello apunta diferentes estrategias para captar la atención y para
mantenerla:
- Asegurar la atención de todos los alumnos y no comenzar la clase hasta haberlo conseguido.
- Advertir al alumno distraído de manera individual, llamarle por su nombre. Si este paso es ineficaz, conviene hacer una advertencia personal privada.
- Detectar los elementos que pueden distraer a los estudiantes e intentar anularlos.
- Colocar a los alumnos de menor rendimiento más cerca del docente.
- Iniciar la clase con actividades que favorezcan la atención, como preguntas breves sobre la clase anterior o ejercicios prácticos.
- Utilizar distintas formas de presentación de los contenidos de la materia, como lecturas, vídeos, etc. Variar las tareas que deben realizar los estudiantes para evitar la monotonía.
- Detectar cuáles son las metodologías que consiguen un mayor nivel de atención en los alumnos y utilizarlas en los momentos claves, como al final de la clase, cuando están, en general, más cansados.
Por otra parte, Isabel Orjales, doctora en Pedagogía, señala
en su manual para padres y educadores 'Déficit de atención con hiperactividad'
diferentes tácticas para mantener el nivel de atención individual de los
alumnos con este trastorno, pero que pueden utilizarse con estudiantes que
denotan en el aula falta de interés y exceso de distracción. La base
fundamental es conseguir que este alumno participe en el aula: sacarle a la
pizarra o hacerle preguntas frecuentes y fáciles para favorecer su dinamismo en
clase. Para conseguir atraer su atención y evitar que se disperse es
recomendable acercarse a su mesa y continuar allí la explicación, o bien apoyar
la mano en su hombro mientras se expone al resto de los estudiantes.